NOCHE EN BLANCO 2012 |
El pasado viernes 8 de junio se celebró
la primera Noche en Blanco que se ha vivido en Almería, aunque mis
compis de curro y yo misma ya hemos vivido unas cuantas... y las que
nos quedan, si Dios quiere.
Al fin llegó a Cáustica Town esta
iniciativa cultural creada en París en el año 2002 y celebrada en
otras ciudades europeas como Bruselas, Madrid, París, Roma y en
Málaga desde el 2008. Aquí hemos tenido que esperar, pero ha
merecido la pena. Espero que tanto el Ayuntamiento como La Junta de
Andalucía se animen y repitan el año que viene y muchos más.
NICOLÁS RODEADO |
La respuesta del público ha sido
excepcional, ¡todo el mundo a la calle! Me costó tres minutos
tomarme la curva hacia el paseo en la Puerta de Purchena de lo
“petaísimo” que estaba todo. La estatua de Nicolás Salmerón no
se ha visto en otra, creo que le temblaban las canillas ¡menudo baño
de multitudes!
Yo había hecho mis planes: asistir a un concierto en los Aljibes Árabes a las 21 h, cenar algo en cualquier
bar del centro, comprarme algún capricho en uno de los comercios
que colaboraban con el evento exhibiendo sus carteles de llamativos
descuentos especiales para la noche, a las 00 h visitar el Edificio
de Las Mariposas, luego ver la Casa de los Puche y por último el
Centro de Interpretación Puerta de Almería. Las actividades
culturales finalizaban a las 02 h, así que podría rematar con una
copa en algún pub antes de que los cerrasen a eso de las tres de la
mañana.
Me resultó imposible cumplir con todos
los objetivos, en parte porque eran las 21:15 h y estaba en la nueva
Capri tomándome dos cafés solos largos a ver si me espabilaba.
Cosas del trabajo a turnos, que te revoluciona los biorritmos y
acabas como una montaña rusa. Así pues renuncié al espectáculo de
los Aljibes. Por otro lado la cantidad de gente que había en las
calles imposibilitaba la fluidez del tránsito dando lugar a colas y
aglomeraciones por todas partes. Baste decir que cada bar estaba hasta la
bola con las tapas prácticamente agotadas. Por primera vez en esta
ciudad me quedé con hambre.
DE COMPRAS CON BACH |
Como era una noche “cultural” me
metí en la Picasso y arrasé con 3 libros que llevaba tiempo con
ganas de leer, haciendo buen uso de su 5% de descuento; además me
regalaron una bolsa muy cuca de no sé qué editorial. Luego, cómo
no, pensé en adquirir un conjuntito veraniego, pantalón y blusa,
algo sencillito y Natura fue la tienda elegida. Un gustazo probarse
ropa mientras en la puerta un cuarteto de cuerda interpreta piezas de
Bach y Pachelbel, se siente una especial, a lo desayuno con diamantes
o algo así.
Después de picar algo en el Turia,
donde Armando parecía agobiado con tanta gente entrando y saliendo,
corrí a mi cita con el muchacho-guía de la Casa de las Mariposas que nos
estaría esperando en la puerta de los Refugios.
CASA DE LAS MARIPOSAS |
Para visitar algunos lugares había que estar previamente apuntado, el edificio de la fotografía era una de ellos. De eso me enteré
de milagro, gracias a mi compañera de trabajo que cuenta con una hermana trabajando en el ayuntamiento, porque la web de Turismo no aclaraba nada al
respecto. Como siempre carencias, de eso sí que tenemos de sobra.
¿Qué les costaba explicar bien las actividades, los requisitos,
horarios y espectáculos callejeros que se podían ver esa noche especial en
su página oficial? Nada ¿verdad? Pues ni en Turismo, ni en Cultura,
ni en la propia web del Ayuntamiento venían explicadas; se limitaban
a nombrar que se podría ver éste y aquel museo, que actuarían
fulanito y menganito, pero sin concretar absolutamente nada ni, lo
mejor, indicar que fuera necesaria reserva para ciertas cosas. El Reino de la Desinformación, capital Cáustica Town. Si soy malpensada creo que aquí nunca se
cuenta nada a todo el mundo para que sólo unos pocos lo disfruten.
Si soy bienpensada opino que no hemos terminado de entrar en el siglo
21. Si no lo pienso, mejor, disgusto que me evito. La frase que le
sale a una del alma es “¿qué vas a esperar de Almería?” Vamos
ya, señor@s, que yo espero muchas cosas.
El muchacho-guía en cuestión llegó a las 00 h en punto, y
eso que me habían dicho que debía estar allí 15 minutos antes para
que cuando leyeran mi nombre de la lista me uniese al grupo sin crear
demoras.
¡Ja, ja ja! Ni el muchacho-guía leyó mi
nombre ni el de nadie, y eso que los llevaba bien garabateados a bolígrafo azul en unos folios perfectamente arrugados. La multitud esperaba alrededor del edificio para
entrar a visitarlo, ignorantes de que había que estar apuntado.
El muchacho-guía nos aseguró que
nosotros, su grupo, entraríamos por un lateral para acceder al sótano y ver un
video de presentación, que luego accederíamos por la puerta principal sin tener que hacer ninguna cola y subiríamos a la terraza
directamente.
De nuevo ¡ja, ja y más ja! La cola de
fuera era tremenda. Así que optaron por permitir que entrase gente a ver el
vídeo hasta completar el aforo. Después esperas y más esperas, durante las cuales dejé un pis en las dependencias bancarias, mi único aporte a su economía, para
poder ascender por la preciosa escalera reconstruida hasta la dichosa terraza donde por
fin me hice la foto de rigor con la mariposa. Entonces ¿para qué había que
apuntarse? No me ha quedado claro, la verdad. Me lo expliquen, gracias.
El dichoso vídeo no era para tanto; un montón de fotografías antiguas donde se mostraba cómo era el edificio
durante el siglo pasado y que reconocí porque pertenecían a la colección de láminas que
venía gratis con La Voz de Almería. La musiquilla ñoña y el
reconocimiento a la “gran labor” realizada por la Caja Rural
(salve millonetis, curraturi te salutant) no fueron lo
suficientemente “emoradioactivos”. Yo, que lloro con casi todo lo
que sale en el telediario del youtube, estuve a puntito de sacar las
lágrimas cuando el muchacho-guía mencionó la historia del vaso,
pero su deficiente verborrea me coartó el rollo.
Resulta que en 1911 cuando la casa
terminó de ser construida los obreros lo celebraron con un brindis.
Hasta ahí todo normal. Entonces el más joven de los que colaboraron
en la construcción, un niño de once años (eran otros tiempos, no
había Policía Autonómica que velara por sus derechos de menor)
trepó hasta el castillete con forma de faro y colocó allí boca
abajo su vaso metálico. En 2011 la restauradora más joven que
formó parte del proyecto colocó el mismo vaso en el mismo lugar,
esta vez con ayuda de una grúa (siglo XXI, velamos por su
seguridad). Ese vaso ha resistido sin caerse ni quebrarse al sol de
más de un siglo, ha visto crecer la ciudad, ha aguantado bombardeos
durante la guerra civil, ha sobrevivido a terremotos... en
definitiva: ¡es un vaso cojonudo! Propongo a los creativos de la
Caja Rural, si es que alguien los encuentra, la elaboración de un
publirreportaje sobre el fabuloso vaso. Con la música adecuada y
unos cuantos giros de cámara podría resultar muy efectivo en cuanto
al vertido de lágrimas. ¡Cortos, señores! Como suelen hacer se
quedan ustedes muy cortos.
DOS MARIPOSILLAS |
Una vez arriba otro muchacho-guía se puso en
modo bucle para indicarnos que debíamos abandonar la terraza. A
palabras necias oídos sordos. Me hice las fotos que me quise hacer,
me asomé por todas partes para ver una Puerta de Purchena y un Paseo
abarrotados de gente como si fuera feria, o reyes, y desde una
perspectiva que nunca había tenido, ni qué decir tiene que me quedé
el tiempo que me dio la real gana. ¡Faltaría plus!
Después de aquello perdí la
motivación para ver la Casa de los Puche o la Puerta de Almería. Ya
eran las 02 h y la noche en blanco se acababa. ¿Muy corta, señores
organizadores? Pues aplíquense el cuento. Ahora quedaba lo de
siempre: la “marcha”, hábito que abandoné por repetitivo y
deprimente años ha. Ni copa ni nada. Recogí mis compras que había
dejado en el curro (ventajas de tenerlo 24 h y en pleno centro de la
ciudad, gracias compis del turno de noche, un besazo) y me largué a
casa para ver el capítulo 10 de la segunda temporada de Juego de
Tronos en versión original subtitulada mientras me hincaba un
martini con ginebra al gusto de la consumidora, la que suscribe.
Por cierto, ¡cómo está Juego de
Tronos!... y para los amantes del inglés nada mejor que verlo con
sus voces originales, donde descubres que los personajes de
Invernalia hablan con acento escocés, los de las Islas del Hierro
con acento galés, los de Desembarco del Rey con acento del sur, una
auténtica gozada para tus oídos.
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