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sábado, 12 de mayo de 2012

Visita a la Catedral de Burgos

La primera noche que pasé en Burgos salí a cenar de tapeo y cervecitas, lo normal. El tema es que el camarero preguntó lo típico, de dónde eres, y claro, de ahí a hablar del tiempo hay un sorbo. Le expliqué que no se le ocurriera visitar nuestra tierra en agosto si no quería morir derretido, que nosotros solamente tenemos dos estaciones: el frío y la calor. Él me dijo que en Burgos sólo hay una estación: el frío; que incluso en los días calurosos de verano la temperatura baja súbitamente, o como ellos dicen, que refresca. Entonces me contó un chiste:
- ¿Cómo reconoces a un burgalés en una playa nudista? Porque lleva la chaqueta colgada del brazo, por si refresca.
(A éste casi se le escapa con el poniente)

Y así es, deben llevarlo ya en los genes, después de tantas generaciones con la misma tradición lo han incorporado a su ADN porque sales a la calle y aunque el termómetro marca 28º la gente lleva una chaquetilla o un jersey colgando de su brazo. Todo el mundo: mayores, jóvenes, pijos, punkies... todos con su chaqueta del brazo.
Hoy he sido burgalesa. Hacía calor cuando salí del hotel, pero me llevé la chaquetita... por si refresca.
Y viva la tradición, menos mal. Al sol, por la calle, tenías calor sí, pero dentro de la catedral creo que estábamos a 3º, sobre todo en el claustro. Salí con las manos y las orejas heladas, tardé como diez minutos en poder quitarme la chaqueta de nuevo. Por cierto ¡qué preciosidad de catedral! Tan luminosa, tan blanquita, tan gótica ella... una monería. Para muestra unas fotos. (La loca de los pelos soy yo)










Estoy reventada, todo el día pallá pacá pacá pallá... me duelen hasta los dolores, así que me voy a dormir que mañana toca visitar el castillo.









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